Soy Anabel, y estas son mis letras de resiliencia
Siempre he sentido que las palabras podían ser refugio. Desde pequeña, leer y escribir fueron mi manera de encontrar un rincón seguro en medio de un entorno que a veces me resultaba doloroso.


Una infancia marcada por silencios
Recuerdo mi infancia con momentos de felicidad, pero también con la ausencia de mi padre, su alcoholismo y el maltrato psicológico que nos hacía sentir menos. Yo aprendí pronto a ser “la niña buena”, la invisible, la que no daba problemas. En los libros encontraba evasión, en la música consuelo y en la escritura la libertad de decir todo lo que callaba. Allí empecé a descubrir que poner en palabras lo que duele también puede sanar.
De la pasión a la profesión
Ese amor por las letras me llevó a estudiar periodismo, y más tarde a dedicarme al marketing y la comunicación. Durante años, mi trabajo me permitió expresar con palabras ideas, proyectos y mensajes que llegaban a otras personas. Pero había una parte más íntima que necesitaba salir: la escritura como camino personal, no solo profesional.
Cuando la vida se tambaleó
Hace un año y medio mi vida dio un giro inesperado, una revolución personal que me sacudió por dentro. En medio de esa etapa difícil, escribir se convirtió en mi tabla de salvación. Escribía agradecimientos, lo positivo del día, lo bueno que incluso las malas situaciones traían consigo. Escribía emociones en bruto, tal y como las sentía. Esa práctica me ayudó a ver la luz en medio de la tormenta, a sostenerme y a transformarme.
El nacimiento de Letras de resiliencia

De ese proceso nació, en 2024, mi cuenta de Instagram Letras de resiliencia. Al principio fue un rincón íntimo donde compartir reflexiones y textos que me ayudaban a sanar. Hoy, un año después, este proyecto empieza a tomar forma como algo más grande: un espacio humano y cercano que quiero que sirva de refugio para muchísimas personas. Aquí encontrarás escritura terapéutica, relatos narrados en mi voz y reflexiones que nos recuerdan que la resiliencia se escribe, se comparte y se vive.
Gracias por estar aquí
Si has llegado hasta aquí, gracias por leerme. Ojalá este espacio te regale inspiración, calma y fuerza. Que cada palabra sea un recordatorio de que no estás sol@, de que siempre se puede volver a empezar, y de que juntos podemos hacer de la escritura un camino de resiliencia.
La escritura también puede sanar
Un espacio para transformar lo que sientes en palabras y darle voz a tu resiliencia. Aquí encontrarás inspiración y prácticas para tu día a día.